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viernes, 12 de diciembre de 2008

ARTICULO # 59 EL EMPRENDIMIENTO: UNA OPCIÒN DE VIDA





“Los talentos creativos se enriquecen, mientras que los viejos trabajadores y profesionales se empobrecen”
Miguel De Zubirìa Samper

Sólo los pueblos emprendedores se vuelven prósperos. Hoy más que nunca, Colombia necesita del empuje de sus nuevas generaciones para salir adelante. Los jóvenes y los nuevos profesionales preocupados por su futuro, han de saber que ya no es suficiente con estudiar una carrera tradicional para aspirar a un “buen empleo”, es urgente desarrollar y cultivar una actitud emprendedora que nos lleve a transformar el conocimiento en productos y servicios innovadores al servicio de nuestra sociedad.

Argumentos hay de sobra para sustentar con solidez la necesidad de promover el emprendimiento. Las sociedades a lo largo de la historia han privilegiado ciertos conocimientos y practicas necesarias para su supervivencia, las cuales, con el normal devenir del tiempo, se vuelven obsoletas porque entran en escena otras tecnologías que requieren de nuevas competencias. Alvin Toffler , habla de tres grandes periodos que él denomina OLAS. En la primera de ellas, se produce la revolución agrícola, en la segunda, la revolución industrial y en la tercera la sociedad post-industrial. El paso de una Ola a la siguiente produjo grandes cambios sociales, culturales y económicos que dejaron perdedores y ganadores. Justamente estamos atravesando por la tercera ola, y como antaño, dejará muchos rezagados, pero también aventajados. La pregunta es ¿En cual grupo nos queremos quedar?

En la misma línea de Toffler, al respecto, Miguel De Zubiria, padre de la Pedagogía Conceptual señala que “durante dos mil cuatrocientos noventa y ocho generaciones (…) cada comunidad desarrolló el talento de cada quien. Si era un pueblo guerrero, seleccionó el talento guerrero; si era un pueblo agricultor, el talento agrícola; si era un pueblo religioso, el talento religioso; si era una sociedad industrial, la inteligencia académica. La sociedad postindustrial selecciona el talento y la creatividad” En otras palabras, selecciona a los emprendedores. De modo que “la sociedad actual requiere talentos creativos, empresarios, lideres. Ya nunca más buenos estudiantes “inteligentes”” y con buena memoria, propios de la sociedad industrial.

Ser profesional hoy en día ya no es prenda de garantía para tener mejores ingresos, y por tanto una mejor calidad de vida. De hecho, a medida que pasa el tiempo se va reduciendo la brecha salarial entre trabajadores profesionales y bachilleres. De acuerdo con el estudio “Los profesionales colombianos en el siglo XXI, ¿más estudian, más ganan?”, hacia el 2002 los trabajadores con educación universitaria ganaban 3,2 veces lo que recibían trabajadores hasta con educación secundaria. Desde entonces, esa relación ha caído a 2,6 veces.” Es cierto, conozco psicólogos que ganan 800 mil pesos mensuales haciendo selección masiva de personal o en ONGs que explotan al pobre profesional necesitado.

Hay dos opciones entonces igualmente validas y respetables. Por un lado, decidir ser un empleado por el resto de la vida y de paso quedarse sentado esperando una pensión que nunca va a llegar. Rogar para que cada año el aumento de sueldo sea decente, de lo contrario, salir a las calles a marchar y protestar contra la “avaricia” de los empresarios que se niegan a compartir su riqueza. Y por otro, sentarse del otro lado de la mesa, convertirse en un aguerrido emprendedor, justo, con conciencia social, que sabe leer su época, que interpreta las necesidades de su tiempo, que sabe que las reglas han cambiado, que tiene a la mano todas las posibilidades de emprender y sobre todo, que esta convencido de la generosa recompensa para si mismo, su familia y la sociedad, producto de su esfuerzo y dedicación.

No es tarea fácil de emprender, tampoco se convierte uno en un emprendedor de la noche a la mañana. Es un proceso que requiere pasión, dedicación, entusiasmo, tolerancia a la frustración, aguante, mucha fortaleza y lo mas importante de todo FE, creer en si mismo, en sus capacidades, en sus sueños, jamás debe perder las esperanzas, en fin, ha de seguir adelante con tesón y convicción.

Entonces…

¿Qué camino escogemos?

lunes, 29 de septiembre de 2008

ARTICULO # 51 HERRAMIENTAS PARA LA VIDA Parte II


El sistema educativo tradicional en Colombia –en todos sus niveles- está concebido para producir obreros en masa. A la gran mayoría de colombianos nos llenan la cabeza de una cantidad de información que difícilmente nos va a resultar útil a la hora de enfrentarnos a las vicisitudes de la vida real. Ante esa innegable realidad ¿Cuál es la alternativa?


La opción es promover el aprendizaje de las competencias necesarias para hacerle frente a las exigencias del mundo actual. Hace unas semanas se planteaban en este espacio las que a juicio del autor son las herramientas para la vida, a saber: inteligencia emocional, educación financiera y emprendimiento; a éstas debe sumárseles dos más: habilidades para vender y alfabetización política.


Ninguna de estas herramientas hace parte formalmente del sistema educativo. O por lo menos no son asignaturas que estén contempladas en el currículo de escuelas, colegios y universidades. Salvo contadas excepciones, infortunadamente no son una política educativa.


¿Qué pasaría si toda una generación aprendiera y desarrollara las habilidades que enseñan cada una de estas herramientas? Se trataría ahí sí, de una verdadera “revolución educativa” no simple demagogia como la que impera por estos días en Colombia.


Claro está que la enseñanza de estas herramientas no debe ser sólo una responsabilidad del maestro. Aquí también es importante el rol desempeñado por el padre y la madre de familia, de hecho, son ellos los primeros formadores y modelos a seguir por parte de los pequeños. De modo pues que la tarea debe ser compartida y mancomunada.


Porque de nada sirve entrenar en inteligencia emocional a un niño, enseñarle a relacionarse consigo mismo y con los demás de manera funcional, si al llegar a casa ve como sus padres se agraden, maltratan y “solucionan” sus problemas a los “madrazos” delante de sus hijos.


Le corresponde a los padres y madres de familia enseñarle las primeras nociones de educación financiera a sus hijos. Pero si estos no tienen ni idea de cómo administrar sus finanzas personales, si viven endeudados, si malgastan sus ingresos, ¿Cómo y qué podrían enseñarle a sus hijos? De manera que nuestra primera tarea como progenitores es buscar educarnos financieramente para así mostrarles a nuestros hijos las múltiples formas que existen de generar ingreso y sobre todo de administrarlo bien.


Si Colombia tuviera más emprendedores que a su vez contaran con excelentes habilidades para vender sus ideas, el desarrollo del país en todos sus ámbitos estaría a la vuelta de la esquina. Claro, no podemos olvidarnos del entorno y es por eso que también se requiere de lideres honestos, serios y responsables que ayuden a sacar adelante al país. Para lo cual se hace necesaria la herramienta de la alfabetización política, esa que le enseña a la gente a detectar los demagogos, farsantes, politiqueros, populistas y demás “personajillos” que deshonran el arte de la política.


Una persona que domine estas herramientas seria muy cercana al perfil de ser humano que persigue la Pedagogía Conceptual. Es decir, serán “1) Talentosos: pues dependerán de su capacidad creativa y su capacidad de emprender empresas para participar de la generación de riqueza en su países. 2) Familiares: pues sabrán que, de tener una red afectiva sólida, dependerá no sólo su éxito y estabilidad, sino ante todo las de las nuevas generaciones. Y 3) Éticos: pues la nueva sociedad será pluralista pero no relativista, en ella sólo las personas con convicciones podrán liderar procesos de cambio y mejoramiento.”1


Están son pues, las herramientas para la vida. En los próximos artículos se profundizará en cada una de ellas y en la forma como pueden ser enseñadas.


Te invito a mi grupo de lectores en Facebook

http://www.facebook.com/group.php?gid=6072579613


Referencia

1. Diplomado en Pedagogía Conceptual. Modulo introductorio. Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto

lunes, 8 de septiembre de 2008

HERRAMIENTAS PARA LA VIDA


Si en sus manos estuviera la responsabilidad de diseñar un plan curricular para educar a las nuevas generaciones de colombianos ¿Qué les enseñaría usted? ¿Acaso lo mismo que "aprendió" en su paso por la escuela? ¿Cree usted que esos once años de estudio lo prepararon para enfrentarse al mundo real? ¿Está satisfecho con la educación que reciben actualmente sus hijos?
La educación básica y media en Colombia, al igual que la educación superior, también está estratificada. Es decir, una es la educación para ricos, otra para la clase media y otra muy diferente para los pobres. Es una verdad de Perogrullo que nunca está de más recordarla. En general, es un sistema que está concebido para producir obreros en masa, unos más calificados que otros, pero igualmente obreros.

Es preocupante ver como todavía se sigue privilegiando la educación memorística. Llenando a los estudiantes de una cantidad de información que solo logran retener hasta el día de la presentación del examen para después olvidar casi por completo lo "aprendido".
Resulta bastante ingenuo pretender cambiar un sistema tan arraigado en la sociedad. Es una superestructura que está atravesada por intereses políticos, económicos y sociales. Sin embargo, con algo de voluntad -sobre todo de los padres de familia- se podrían incluir algunas herramientas encaminadas a contribuir con la reducción de las desigualdades económicas, la formación de individuos más integrales, emprendedores y con sólidas bases para enfrentarse al mundo real.

Probablemente existan más, pero de acuerdo al análisis del entorno en que vivimos me atrevo a aseverar que las herramientas para enfrentar la vida real son aquellas que permitan desarrollar la inteligencia emocional, la inteligencia financiera, el emprendimiento y la informática.
La inteligencia emocional es la habilidad para aprender a manejar las emociones, ser asertivos, ponerse en los “zapatos del otro”. En ese orden de ideas, un individuo que tenga esta capacidad será menos agresivo, más respetuoso con la diferencia, solidario, cooperativo, tendrá mayor consideración con sus semejantes. Será más persona.

La inteligencia financiera, simple y llanamente es aprender las reglas del juego del dinero. En una sociedad capitalista como la nuestra es una irresponsabilidad no tener conocimientos básicos de finanzas personales, no saber la diferencia real entre un activo y un pasivo, no saber cómo invertir ni multiplicar el dinero. Creer que la única forma de generar ingresos es a través de un empleo seguro. Una persona que aprenda el juego, será menos vulnerable a la hora de administrar sus recursos. Los verdaderos ricos aprendieron el juego hace mucho rato y se lo enseñan a sus hijos. Ellos aprendieron a invertir, los demás, aprendimos a consumir. Ya es hora de que dichas enseñanzas estén al alcance de todos y no sólo de unos pocos.

El emprendimiento es una actitud propositiva frente a la vida. No sólo se trata de inculcar en las nuevas generaciones el espíritu de la creación de empresas, sino también de organizaciones sociales, de redes que beneficien a su comunidad. El emprendimiento promueve el trabajo en equipo, el beneficio colectivo. Cuando una iniciativa emprendedora sale adelante, el impacto positivo es incalculable sobre el mismo emprendedor, su familia, su entorno y el país.

Por último, la informática. Es vital que el joven de hoy se mueva como “pez en el agua por la red”, que aprenda a diseñar páginas, blogs, a crear redes, que le pueda sacar provecho a las inmensas posibilidades que ofrece el mundo virtual y la era de la información. Se convierte pues en una herramienta de apalancamiento de las demás herramientas. Grosso modo, estas son las herramientas para la vida, como se dijo en líneas previas, seguramente hay más. Lo importante es que se tome conciencia de la necesidad de dominar estos conocimientos para tener una vida más satisfactoria, en la que sea el individuo quien tenga el control de su propia existencia y no esté sujeta su prosperidad a los vaivenes del mercado, las malas administraciones públicas o los caprichos de un indolente jefe.

domingo, 31 de agosto de 2008

EL OFICIO DE EMPRENDER

http://www.serlarevista.com/


Solo aquellos (as) que deciden hacer del emprendimiento su proyecto de vida, saben y experimentan los obstáculos y sinsabores a la hora de sacar adelante un proyecto. No obstante, la satisfacción del proceso y el aprendizaje que este conlleva son lo suficientemente grandes como para seguir en la lucha.

El verdadero emprendedor sabe que su principal enemigo está en su interior. Son sus temores, sus inseguridades, su falta de confianza en si mismo lo que pueden llevarlo a perder la fe en su emprendimiento. Seguramente esos momentos en los que las cosas no salen como han sido planeadas, los recursos no llegan, las personas en quien confió se “bajan del bus” son instantes de incertidumbre, de duda. Por eso es importante tener claro lo que se quiere y para donde se está caminando. Quizás lo más difícil sea eso, tener claridad, lo demás, cuando se tiene la convicción, necesariamente llega.

El oficio de emprender no es fácil, pero tampoco es imposible. Cuando se toma la firme decisión de ser un emprendedor de tiempo completo no basta con tener arrojo y voluntad; es necesario capacitarse, asesorarse, rodearse también de emprendedores, de gente que hable su mismo idioma, no de esos individuos pesimistas, con alma de perdedores, cuya máxima aspiración es conseguir un empleo “bien pago” que les dé algo de aparente “seguridad”.

Quienes inician este viaje sin retorno saben que al principio se paga la novatada. No se tiene experiencia en la negociación, la relación con los proveedores es compleja, liderar un equipo en ocasiones es una tarea titánica, tocar y tocar puertas a veces resulta desgastante y frustrante. La clave estriba en no desfallecer, la automotivación es fundamental, mirar siempre lo positivo de los hechos, ser consciente que se trata de un aprendizaje continuo.

Una vez el emprendedor vence sus propios miedos, se hace imbatible. Su mente esta trabajando constantemente en la búsqueda de nuevas oportunidades, en la creación de estrategias. El emprendedor es parte de una “raza” especial, es un guerrero de la vida, un amante y apasionado por lo que hace, lo motiva la independencia, lo ilusiona la promesa de libertad.

Lo más importante de escoger el camino del emprendimiento no es el dinero, es el conocimiento, es la experiencia adquirida. Eso no tiene precio. Un emprendedor sabe que si se “quiebra” se puede volver a levantar fácilmente una y otra vez, no le tiene miedo al “fracaso”, lo enfrenta, lo reta. Lo importante realmente es el aporte hecho a la familia, a la comunidad, al país. El emprendedor que aprende las lecciones se vuelve responsable, se convierte en una mejor persona.

Por eso es que vale la pena emprender. Porque es bueno probarse, medírsele al reto de la vida, crear, innovar, ser productivos. En últimas la tarea de un emprendedor nunca termina, es un oficio permanente, culmina una empresa y ya está pensando en la otra, o por lo menos en buscar su crecimiento, su expansión.

Lo mejor de todo es que el emprendedor no escatima a la hora de compartir sus conocimientos, su experiencia. Hace parte de la filosofía de vida de estos individuos ayudar a sus pares, a quienes están empezando a recorrer el camino hacia la libertad. Ese es su legado, ese es el OFICIO DE EMPRENDER.

lunes, 5 de mayo de 2008

UNA PROPUESTA PARA MI GENERACIÓN


Promover el emprendimiento, la cultura ciudadana, la asociatividad y el trabajo en red, deberían ser las tareas de esta nueva generación. En una época de tanta y profunda polarización política, los jóvenes debemos tomar una posición, además de ideológica, practica, que responda a nuestras necesidades actuales y de cuenta de nuestros principales obstáculos para tener una vida digna y útil a la sociedad en la que nos tocó vivir.

Si nuestros padres escasamente alcanzarán a “disfrutar” de una pensión, ¿qué nos espera a nosotros? Ser empleado hoy en día ya no es garantía de estabilidad. Los trabajadores que duraban 15, 20 o más años en una misma empresa hoy están en vía de extinción; las nuevas generaciones acceden a trabajos “express”, con menos garantías laborales y expuestos a ser despedidos en cualquier momento bajo el típico argumento de la “reducción de personal” y en el peor de los casos, puedes continuar, pero con un salario que en nada compensa lo invertido en tu formación. Lo triste es que no pocos se ven obligados a aceptar, porque supuestamente, “no hay más” y las obligaciones apremian.

Ante un panorama tan desolador ¿Cuál es el camino a seguir? Indudablemente el camino a seguir es el del emprendimiento. Obviamente no es fácil, máxime si se tiene en cuenta que el grueso de los colombianos hemos accedido a una educación concebida para producir obreros en masa, empleados calificados. La formación empresarial ha estado reservada para un pequeño núcleo de la población. Pero hoy en día, esta brecha puede ser superada; los recursos en Internet, los cursos de emprendimiento dictados por entidades como el SENA, Bogota Emprende, Jóvenes con empresa, entre otros; dan la posibilidad de formarse y desarrollar las competencias necesarias para identificar oportunidades de negocio y crear empresa. Con eso pasaríamos de ser simples espectadores y de estar a la espera de ese empleo “soñado” a ser generadores de empleo digno, con responsabilidad social, solidarios y concientes de nuestro papel en el desarrollo del país.

Ahora bien, esa actitud emprendedora debe ir acompañada por una cultura ciudadana. No basta con tener el deseo de crear empresa, sino que, es necesario aprender a vigilar lo público, a hacerle veeduría a la calidad del servicio que se ofrece, a exigir el cumplimiento de los mandatos ciudadanos a quienes nos representan en los diferentes estamentos, a hacerle seguimiento a las políticas publicas. Tener cultura ciudadana también implica saber elegir a nuestros gobernantes, participar activamente en los procesos de elección, no ser indiferentes, combatir la abstención electoral, no dejar que unos pocos elijan por todos. En fin, tener plena conciencia que el ser ciudadanos implica gozar de derechos, pero también se tiene la obligación de cumplir unos deberes; y el de vigilar y controlar es el más importante de ellos.

Pero esa tarea no la hace sólo un individuo. Es necesario asociarse, trabajar en grupo, y más que en grupo, en equipo. Crear sinergias, unir fuerzas y cuando fuere menester, actuar con espíritu de cuerpo. De esa manera las iniciativas que se emprendan tendrán mayor posibilidad de salir adelante y sobre todo, las demandas o inquietudes que se tengan pueden ser mas fácilmente escuchadas. Ejemplos de las bondades de la asociatividad –tanto en el mundo animal, como en el social- hay de sobra. Las hormigas, las termitas, las abejas, son una muestra de lo que se puede construir trabajando todos para el mismo objetivo. Y en el mundo social, pues se tienen los sindicatos, cooperativas, agremiaciones y federaciones que tienen una gran influencia sobre la vida política, económica y social del país, y por tanto utilizan su poder para el beneficio de sus asociados. ¿Qué podría hacer entonces una hormiga, una termita o una abeja sola? Nada, simplemente resignarse a morir. Lo mismo pasa en el mundo social, si estamos solos, si no tenemos socios estratégicos, estamos condenados al ostracismo o a conformarnos con migajas.

Después de constituir sólidas asociaciones, la siguiente tarea es buscar trabajar en red, lo cual, aumenta las oportunidades y disminuye el riesgo. Cuando se tiene una red de contactos, una red de amigos, una red de aliados, es más fácil socializar lo que se está trabajando, es más fácil hacer llegar a miles de personas lo que se esta pensando, y en ese orden de ideas, la retroalimentación es más prolífica. Trabajando en red se encuentran soluciones ágiles y creativas, se optimiza y cualifica la labor de las organizaciones porque comparten experiencias y saberes. De esa forma, cumplir con los objetivos trazados es más real, en fin, trabajar en red es un verdadero apalancamiento.

Con esto en mente, pienso que se puede diseñar una hoja de ruta para esta nueva generación. Jóvenes que sin pertenecer a familias de cuna, ni portar apellidos de abolengo, podemos y debemos hacer algo por nuestro país. Para ello debemos iniciar por nuestro entorno: la comunidad, el barrio, la localidad, el colegio, la universidad, el municipio y la gran ciudad. Cada uno de estos escenarios es una representación en micro de nuestra sociedad, de modo que al ser parte de ellos tenemos la posibilidad de ser protagonistas y ponernos la camiseta para que construyamos algo realmente grande de abajo hacia arriba y no sigamos esperando pasivamente lo que de arriba quieran enviar para abajo.

Terminaré diciendo que todo lo anterior es solamente una primera aproximación. La idea es profundizar detalladamente en cada una de las cuatro tareas planteadas y lo más importante poder encontrar eco en personas que compartan esta visión para empezar a ponerla en practica.

¿Cuándo empezará usted?

lunes, 14 de abril de 2008

Y ESTA GENERACIÓN… ¿QUÉ?


¿En que andamos los jóvenes de hoy? ¿Qué percepción tienen nuestros mayores de las nuevas generaciones? ¿Cuál será nuestro legado para quienes vienen detrás de nosotros? ¿Seremos acaso una generación perdida, domesticada y alienada? Cada nueva generación tiene una responsabilidad histórica ¿Cuál será la nuestra? Este articulo lo escribo pensando especialmente en aquellos que nacimos en las postrimerías de los años 70s y en los albores de los 80s, es decir, para los que hoy merodeamos por los 23 y 32 años y nos tocó vivir en el país del sagrado corazón, en una época marcada por la degradación de un longevo conflicto, que sin quererlo, hemos tenido que heredar.

Haciendo una comparación con los jóvenes de antaño, encuentra uno que a pesar de los avances tecnológicos y de la posibilidad de acceder al conocimiento; los jóvenes de hoy somos más perezosos, leemos menos, pocos nos esforzamos por conocer nuestra historia, y es común dar con personajes contagiados de “importaculismo”.

“Nunca como en la actualidad hemos experimentado tanta pobreza intelectual”. Así lo escribe en uno de sus libros mi maestro de universidad (Luis Roberto) Los jóvenes de hoy andamos pensando en “los huevos del gallo” mostrando poco o ningún interés en la construcción de un mejor país; una política más transparente, sin tanto “ladrón de cuello blanco”; sin fuerzas oscuras que con la ayuda de inescrupulosos y corruptos políticos se tomaron el poder publico y ahora posan como “santos inocentes” y perseguidos. De modo que para eliminar de la escena a estos inmundos personajes, los jóvenes de hoy debemos leer más, atrevernos a escribir, a expresar abiertamente nuestro punto de vista, a formar grupos de debate, a pensar en las cosas del país, a ser mas veedores, a cuidar lo publico, a fiscalizar, etc.

Pero ¿Qué tan lejos estamos de ser una generación con postura, con sentido critico? Nuestros mayores tienen su opinión dividida frente a los jóvenes de hoy. Unos nos ven como la esperanza, como la generación que por fin va a encaminar al país por la senda del desarrollo y la justicia social, a pesar del funesto legado de odio y violencia que nos han dejado. Otros, -parafraseando a mi maestro- piensan que los jóvenes no cultivamos el cerebro, que estamos confundidos, que nuestras angustias las resolvemos en el vicio: alcohol, drogas, sexo… Que nada sabemos de cómo marcha la economía del país, mucho menos del país en el que vivimos. Y del mundo globalizado: ¡Qué vamos a saber! ¡Pero si estamos en la universidad!!! ¡Pero si somos profesionales!!!

Tampoco hay que ser injustos. Esta generación tiene de todo; exponentes muy brillantes, pilos, comprometidos, que en verdad están trabajando anónimamente por su país. Sin embargo, carecemos de identidad, estamos polarizados, no nos ponemos de acuerdo a la hora de definir cuales son los principales problemas del país, ni mucho menos cual debería ser nuestro rol en la solución de los mismos. Lejos estamos de aquella generación de la Séptima Papeleta, quienes nos dejaron el legado de una nueva Constitución, liberal y progresista. Nosotros, si no hacemos algo, le vamos a dejar a nuestros sucesores un Estado capturado por la mafia, con gobernantes demagogos, corruptos, clientelistas, populistas, con vocación de perpetuidad en el poder, que cambian las reglas del juego democrático a su antojo y que haciendo uso de las mas finas estrategias propagandísticas se hace al favor de un amplio sector de la sociedad que no se alarma ante la inminente concentración del poder.

Personalmente, me resisto a creer que vayamos a ser una generación perdida. Hoy más que nunca, Colombia requiere una juventud comprometida, pensante, combativa en las ideas, en los argumentos, libre de dogmatismos ideológicos; vacunados contra males como la ignorancia, el pensamiento único, la alineación y el fervor por un gobernante.

Esta generación puede ser entonces la de los emprendedores sociales y empresariales. La de aquellos que promovieron el trabajo solidario y cooperativo por encima de la competencia; la de los generadores de empleo y bienestar; la que con valentía y decisión sacó de la escena política a los corruptos, ladrones, picaros y vividores que se tomaron la administración del Estado.

Esto es, pues, lo que piensa un miembro más de esta generación, convencido de la importancia de la palabra escrita y del positivo efecto que la misma puede tener en las mentes de quienes invierten parte de su tiempo en la lectura de estas humildes reflexiones.

martes, 11 de diciembre de 2007

¿QUÉ TAN ALTO QUIERES LLEGAR?



Alguna vez leí por ahí un personaje que decía: “Sueñe en cosas elevadas, y así como sean sus sueños, así llegará a ser usted”. En ese orden de ideas, ¿A que aspira Usted realmente en la vida? En ésta oportunidad, quiero acudir nuevamente al recurso de los lemas que utilizan algunas reconocidas marcas, ésta vez, un banco que le pregunta a sus clientes ¿Qué tan alto quieres llegar?

En un país como el nuestro, donde muchos se quejan de la falta de oportunidades, de la inequidad en la distribución del ingreso, de los paupérrimos salarios, de la dificultad para al acceso a la educación superior, de la falta de verdadero apoyo para la creación de empresa, de la ausencia de credibilidad en los jóvenes, ¿Es posible soñar?

Yo diría que si, es más, estoy convencido que Colombia es una tierra llena de oportunidades, lo importante es tomar conciencia que éstas no van a llegar a la puerta de la casa, se debe salir a buscarlas, ahí es donde está la clave, es necesario ir tras de ellas con determinación y sobre todo con firmeza. No es una cuestión de suerte, ni se requiere ser un genio, basta con recordar al gran inventor Thommas Alba Edison, quien señalaba que “el genio es 10% inspiración y 90% transpiración” es decir, sólo se necesita trabajar con denodado esfuerzo.

Así las cosas, ¿A qué aspira Usted realmente en ésta vida? Pero antes de contestarse éste interrogante, primero recuerde ¿Dónde estaba hace 5 años? Los propósitos que tenía entonces ¿Los alcanzó? ¿Siente que ha progresado? Sus ingresos económicos ¿Han mejorado? O ¿Todavía sigue con el mismo pirrico salario, en el mismo trabajo, o saltando de empleo en empleo y por tanto continúa pasando angustias para pagar sus deudas? Pero lo más importante, ¿Es mejor persona?

Ahora, proyéctese a 5 años, ¿Cómo se ve? ¿Dónde se ve? ¿Tiene un plan a seguir? Escríbalo para que quede evidencia de lo que Usted está hoy deseando, ese plan, es la medida de que tan alto quiere llegar una persona en la vida e indica igualmente, que tanto estamos dispuestos a sacrificar, porque lo cierto es que entre mayor sea el sacrificio, mayor será la recompensa, eso todo mundo lo sabe, pero muy pocos lo hacen realidad. Para la gran mayoría es más cómoda la aparente seguridad de un trabajo y el anonimato; que la promesa de la libertad venidera y el reconocimiento.

Pese a lo anterior, hay un hecho que no se puede desconocer; y es que en Colombia aun están muy arraigadas ciertas prácticas que para nada le hacen honor a la meritocracia, seguimos viendo como en muchos casos se sigue haciendo necesario tener un “contacto” o “palanca” para acceder a ciertos cargos, vemos como la práctica del nepotismo (hacer uso de sus influencias para ubicar laboralmente a familiares) sigue siendo habitual, cerrándose así la oportunidad para que lleguen personas capaces y deseosas de servirle a su comunidad.

Por eso es que para llegar alto, en lo posible debemos depender de nosotros mismos, de nuestro talento, de nuestra capacidad de trabajo, pero para ello hay que marcar diferencia, hay que ofrecer más de lo que da el individuo promedio, hay que salirse del montón; escenarios hay de sobra, su universidad, su barrio, su familia, su trabajo, sus amigos, en fin, hay que sembrar, sembrar y sembrar, porque de seguro, algún día la cosecha será abundante, y estando arriba podremos preguntarle a los que vienen detrás de nosotros, con la satisfacción del deber cumplido:

¿Qué tan alto quieres llegar?

viernes, 30 de noviembre de 2007

PONLE TU SELLO A LA VIDA



Cada quien es el dueño de su destino y de cada uno depende que tan lejos quiere llegar. Ahora ya no quiero escribir sólo de política, me atreveré a tratar de despertar espíritus adormecidos, alienados, resignados a su “suerte”, entregados al vaivén monótono de su existencia; y por ello el titulo de este articulo -Ponle tu sello a la vida-

De todos es sabido que dicha frase corresponde al lema de una reconocida marca de café, y al margen de la estrategia publicitaria, considero que llevado a la práctica es una provocadora invitación. –Ponle tu sello a la vida- ¿qué le dice a usted esto? ¿Es usted de los que hacen que las cosas pasen? O de los que preguntan ¿Qué está pasando? O en el peor de los casos, ni se da por enterado y al final pregunta ¿Qué pasó?

Esos tres tipos de personas hay en la vida –según reza por ahí un viejo refrán- ¿Cuál de los tres es usted? ¿Se siente feliz con lo ha llegado a ser actualmente? O por el contrario, ¿Se siente estancado? ¿Hace cuanto que no se detiene a hacer un balance de su existencia? Muchas veces los avatares del día a día nos absorben tanto que no nos queda tiempo ni para dedicarnos a nosotros mismos. De la casa al trabajo, del trabajo al estudio, del estudio a la casa y así todos los santos días, a lo anterior agréguele el cuidado de los hijos, el cumplimiento de responsabilidades, las obligaciones que no dan espera. ¿A qué hora hacemos tanto?

¿Es usted de los que está determinado a dejar huella en la vida o simplemente es un borreguito que prefiere ir detrás, sin ton ni son para donde lo lleve la marea? ¿Qué tanto se esfuerza usted más allá de lo normal por hacer feliz a los suyos? Los trata bien, con cariño, les recuerda que los quiere, evita hacerlos sufrir lo menos posible. Esto lo digo porque a veces somos más duros con nuestros seres queridos que con los particulares, somos más generosos con nuestros supuestos amigos que con nuestros hermanos.

Ponle tu sello a la vida, -me gusta esa frase- eso significa ser un referente para los demás, ser un modelo a seguir, vale la pena trabajar por los otros, es rentable, de hecho, entre a más personas beneficies con tus actos, mas grande es la recompensa, estoy convencido de ello. Ni siquiera es una cuestión de ego o de vanidad. Uno debiera levantarse todas las mañanas decidido a ayudar al menos a una persona, esa sería una excelente inversión con la vida.

Al fin de cuentas, el ser humano no deja de ser más que un animal dizque racional, estoy seguro que no faltará el personaje que considere que lo anterior no es más que basura, pero eso no importa, habrán otros que si se sentirán motivados a hacer un alto en el camino y reflexionar sobre su existencia, sobre el sentido de su vida, y se cuestionaran sobre su realidad, si al menos uno lo hace me daré por bien servido porque en este mundo que va tan a la carrera hace falta que hagamos una pausa y nos preguntemos:

¿Le estoy poniendo mi sello a la vida?

miércoles, 26 de septiembre de 2007

¿PORQUÉ INTENTO ESCRIBIR?


Alguna vez leí por ahí que “ni siquiera una tonelada de educación podría cambiar una onza de prejuicio” y lo digo porque han sido ya varios los correos en los que se me agrede por mi posición antigobiernista y sobre todo antiuribista, lo triste es que son ataques contra la persona mas no contra los argumentos, expresiones como “seudointelectual trepador”, “resentido social”, “seudoguerrillero”, incluso hasta se me considera como un individuo cargado de “odio”, etc.
No obstante, también he recibido valiosa retroalimentación de personas que sin conocerme se toman el tiempo de debatir mis planteamientos y sin estar necesariamente de acuerdo conmigo plantean unos sólidos argumentos, cosa que me resulta valiosa pues es precisamente gracias a la crítica constructiva que se puede ir mejorando.
Son variados y diversos los interrogantes que me han planteado, entre otros, me preguntan: “¿Para quién escribe? ¿Para qué escribe? ¿Por quién escribe?” Considero que es necesario responder estas inquietudes pues soy consciente que he llegado con mis mensajes a muchas personas que ni siquiera saben quién ese individuo que irrumpe en sus correos cada semana con artículos cuyo contenido resulta incomodo y “abusivo” para unos e interesante y llamativo para otros.
Entonces, no escribo para nadie, es decir, no estoy al servicio de persona u organización alguna, este es simplemente un ejercicio unilateral que algún día se me ocurrió como una forma de compartir y hacer públicas mis opiniones. Escribo para aprender a hacerlo, creo que la única forma de adquirir maestría en el oficio es practicando y sometiendo a consideración de unos eventuales lectores lo que se escribe. No escribo por nadie en particular, aunque me he dado cuenta que inevitablemente lo que escribo siempre tiene como el objetivo de sembrar o despertar conciencias, lastimosamente mi generación es menos comprometida política y socialmente que las que nos antecedieron y son muy contados los jóvenes de hoy que se toman la “molestia” de dedicar parte de su tiempo a intentar pensar, pero más que ello a hacerlo con libertad, de una forma crítica y contestataria, no sumisa y borrega, tragando enterito todo lo que nos bombardean los grandes medios y lo que dicen los que supuestamente todo lo saben.
Ahora, no tengo ningún interés oculto, no utilizo seudónimos, no escribo de manera calculada, sencillamente quiero gritar muy fuertemente lo que siento y pienso frente al país y la forma como lo manejan, no me interesa complacer a mis hipotéticos lectores con razonamientos que de antemano no comparta, quizás en algo que si tendré consideración en adelante es en el tamaño de los artículos, creo que debo ser más concreto y conciso, con ello de paso voy trabajando mi capacidad de síntesis.
En fin, reitero enfáticamente, solo deseo aprender, y si este medio puede serme útil para tal propósito, no dudaré en visitarlo cada semana y conectarme así sea de forma virtual con todos aquellos que me hacen la deferencia de leerme.
Por último, muy respetuosamente los invito a leer, pero sobre todo a escribir, Saramago dice que todo el mundo debiera tener un diario por lo menos donde quede evidencia de su paso por este mundo, así que invito muy especialmente a los universitarios y profesionales que tanto le pueden aportar a este golpeado pero tan bello país.
Recuerden: “Las palabras se las lleva el viento, los escritos en cambio, perduran en el tiempo.”


miércoles, 12 de septiembre de 2007

RESPUESTA A DAVID VALENCIA

David buenas tardes:

Que grato es haber podido llamar la atención de una persona tan brillante como usted.

Le cuento que tuve la oportunidad de conocerlo gracias a Pablo Vaca quien fue mi profesor de teoria del derecho y lo invitó a usted junto con el taita VIctor a que nos dieran una charla sobre la cosmogonia indigena, mas especificamente sobre el concepto de justicia y en una segunda visita nos habló usted de su experiencia en el Putumayo con estas comunidades. Igualmente, poder debatir con el nieto del Ilustre Dr Arturo Valencia Zea es todo un honor, de manera que trataré de contestar desde mis precarios conocimientos.

En primer lugar, veo que no fue para nada de su agrado lo que escribi, supongo que ofende de alguna forma la visión que usted a lo largo de su vida ha venido construyendo del mundo y su loable conciencia frente a la necesidad de proteger a la naturaleza de la voracidad capitalista que sobre todo en los grandes grupos economicos no ahorra esfuerzos para explotar y destrozar el planeta con pretextos que buscan legitimar su afan de lucro desmedido.

David, es valido su reclamo y su indignacion, no obstante quiero manifestarle que el deseo de ser financieramente independiente no es obice para que no posea consciencia de la importancia de la responsabilidad social; querer tener dinero no lo hace a uno enemigo de la naturaleza ni de quienes valientemente la defienden, al contrario, me parece que tambien se podrian aprovechar los recursos económicos para apoyar causas que esten en sintonia con ese sentir, tampoco se puede condenar al que legitimamente tenga esas aspiraciones, porque si no estariamos en la mista tonica de aquellos fanaticos que condenan la plata y a quienes la consiguen porque la relacionan con el "diablo" o la "maldad".

Al igual que vos, me preocupa el calentamiento global, tambien creo que nos ha hecho mucho daño, no solo como pais, sino como continente latinoamericano la injerencia de organismos que abogan por la democracia, la reduccion del Estado y al ajuste fiscal, cuando al interior de ellos no hay tal y muchos de sus estudios sirven para mantener una cantidad de burocratas que se pasean por los paises en desarrollo blandiendo su varita magica, lastimosamente con la anuencia de nuestros dirigentes y tecnocratas.
Y si, aliento la productividad, pero tambien animo a la conciencia social, al compartir con el otro, y no solo limosnas, como algunos pensaran, sino tambien conocimiento, educacion politica, -no adoctrinamiento- amor por su pais, por su gente, TODA su gente, incluyendo nuestros hermanos indigenas, no pretendo ser un aulico del Capitalismo salvaje, creo en el comercio justo y solidario, en el emprendimiento cooperativo, en la produccion colectiva.
Precisamente, estoy en contra de esa explotacion del hombre por el hombre, es por ello que no es absurdo pensar en que para combatirla se debe procurar salir de ese destino de obreros, de esclavos del sistema, pero para ello se requiere educacion y no solo la tradicional sino tambien educacion financiera, hay que enseñarle a la gente como manejar el dinero, como crear empresa, (Con conciencia y responsabillidad social) No podemos seguir insistiendo en que es pecado querer tener dinero. Se pueden crear empresas con sentido ecologico.
Estar mentalmente amputado por demas, es querer imponer una sola forma de ver el mundo, no todo es blanco o negro, tambien hay tonos grises. mi respetado David.
Ahora bien, comparto con usted que el animo de lucro tampoco puede ser el fin ultimo, pero de todas maneras hay que respetar a las personas que consideran que el tener calidad de vida, por lo menos materialmente es vital para su existencia, ademas del cultivo de las otras dimensiones humanas, como lo espiritual por ejemplo.
Hay muchas maneras de tener calidad de vida sin atentar contra la naturaleza, es mas, propender por su conservacion incluso tambien puede resultar rentable, vease, Graean Peace por ejemplo.
Si, hay otras formas de ver el mundo (esa es una verdad de perogrullo) pero desde la base de la conciencia y la responsabilidad social no podemos imponer ninguna, es la persona la que en su libre albedrio finalmente evalua y optar por creer en un u otro postulado y esto no lo habilita para que invalide el del otro.
Ojo, se puede ser empresario sin desconocer todo lo que usted defiende, que es lo que debemos hacer todos los que sabemos de los abusos de quienes detentan el poder, no descalifique el legitimo deseo de poseer.
Y si, el tiempo tambien es arte, es vida, pero vaya preguntele a una persona que tenga el estomago vacio, o su vida en un desorden financiero monstruoso, pasando necesidades, si le importa el arte o las cosas bellas de la vida.
Como decia, Oscar Wilde, "El dinero no da la felicidad, pero si procura una sensacion muy parecida".
Cordial saludo,
Eduardo Andres Granada
Psicologo
Estudiante de Derecho Universidad Catolica de Colombia