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martes, 5 de febrero de 2008

CRÓNICA DE UNA MARCHA MACONDIANA


Sin importar contra quien se marche, es válido y respetable que se haga. No obstante, la tan publicitada marcha nuevamente puso en evidencia nuestra particular idiosincrasia y confirma por enésima vez, que en Colombia la realidad supera la fantasía, no en vano vivimos en la tierra del creador de Macondo.

Mucho se dijo sobre el tema, pero quiero escribir algo al respecto como para que los colombianos del futuro se asombren de nuestras “perlas”.

Todo comenzó entonces con la convocatoria lanzada a través de Facebook por un grupo de jóvenes colombianos “de bien”, dicha convocatoria denominada “un millón de voces contra las farc” tuvo tal acogida que en poco tiempo alcanzó repercusión en los grandes medios de comunicación y respaldo de sectores políticos, económicos y sociales que se vieron identificados con la “causa” (hasta Mancuso desde su “penoso” y “tortuoso” sitio de reclusión la apoyó) e inmediatamente pusieron al servicio de la misma toda su capacidad mediática para que la marcha fuera un éxito.

Y al llamado acudieron todo tipo de gentes “aparentemente” sin distingos de ninguna clase; supuestamente, en ésta oportunidad no debían importar las simpatías políticas pues se trataba de una causa nacional, que debía ser apoyada por todos los colombianos sin excepción, de no ser así, se corría el peligro de ser tildado de apátrida o simpatizante con los “terroristas”.

Decir que todo el pueblo colombiano se “solidarizó” con la jornada es una falacia, pues eso significaría silenciar la indignación de un sector que le parecía inaudito que se hiciera semejante despliegue para protestar solamente contra uno de los actores del conflicto, que si bien es cierto han cometido atrocidades y horrendos crímenes de lesa humanidad, no son los únicos causantes de la violencia en Colombia, a ella han contribuido notablemente los grupos paramilitares y hasta el Estado mismo que ha sido incluso condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Ahora bien, argumentaron los defensores de la marcha que ésta debía ser concreta contra alguien, por eso la consigna de “no mas farc”, el problema con esa posición es que se envía un mensaje incompleto al mundo y es que se cubren de impunidad los demás grupos armados, iguales de terroristas, asesinos, masacradores y violentos que las guerrillas, cuya única diferencia en estos momentos es que están en el bando de los “ganadores” y con la marea política a su favor (recuérdese que al final estos siempre escriben la historia)

Por mucho que se esforzaron los promotores de la marcha, ésta termino politizada, y los días previos a la misma fueron de dura batalla entre los simpatizantes y los opositores de la jornada. Bastaba con revisar el grupo de facebook para darse cuenta de la intolerancia de unos y otros; reinó por aquellos días una ambiente desagradable donde los insultos y señalamientos oprobiosos estuvieron a la orden del día.

Hasta los mas encumbrados “opinadores” del país, se expresaron al respecto y tampoco fueron ajenos a la división. Los opositores consideraban que esa no era nada más que una estrategia del gobierno para legitimar su guerra a muerte contra las farc y los defensores negaban el carácter político de la marcha y la rescataban más bien como la manifestación de la “sociedad civil” cansada del terrorismo de este grupo.

En fin, lo cierto es que no hubo unidad; quedó en evidencia una vez más que el pueblo esta polarizado y los grandes medios de comunicación tienen una alta cuota de responsabilidad en ello. De igual manera, por muy multitudinaria que haya sido, fue una marcha sin efectos prácticos, porque lo urgente en estos momentos es el intercambio humanitario y este tipo de combatividad en vez de acércalo, lo aleja.

Debemos marchar y pedir todos al unisono que las partes se sienten a negociar y que acaben con este conflicto de una vez por todas, así no solamente tendremos un intercambio humanitario, sino, una Colombia en paz. Ya se “negoció” con los paras, ahora llegó la hora de hacerlo con las guerrillas, porque entre más tiempo dejemos pasar, más serán las victimas que tendremos que lamentar.

martes, 29 de enero de 2008

¿EL FIN DE LAS FARC?



Si nos ajustáramos a las versiones oficiales, todo parecería indicar que el fin de las FARC está cerca. Las desmovilizaciones masivas, el rechazo a ser parte de un canje de algunos de sus militantes que hoy están en las cárceles, la perdida de varios de sus más importantes comandantes, entre otros, Martin Caballero, JJ y el Negro Acacio (cuyo frente prácticamente se desintegró) la escalada mediática en su contra, el ofrecimiento de recompensas a cuadrillas que se entreguen junto con los secuestrados, la avanzada diplomática del gobierno ante la comunidad internacional, el rechazo de la inmensa mayoría de los colombianos ante sus constantes violaciones a los derechos humanos y su falta de sensatez que da muestra del predominio del ala militar sobre la política al interior de su movimiento; y la más reciente, la supuesta enfermedad terminal de su jefe máximo, Manuel Marulanda Vélez.

Todas las anteriores circunstancias, más otras que seguramente se me escapan, serian suficientes para creer en el ánimo triunfalista y por ende guerrerista del gobierno actual, que anda pregonando a los cuatro vientos en boca de nuestros generales de la República y no pocos columnistas de opinión, el principio del fin de toda esa "manada de terroristas".

Pero… ¿Qué tan cierto será tanta belleza?, no mucho; aunque es indudable que la tan cacareada política de "seguridad democrática" ha sido efectiva en su propósito de lograr el repliegue de la guerrilla y el fortalecimiento del Estado por lo menos a nivel militar, ya que las fuerzas armadas pasaron de la defensiva a la ofensiva con resultados innegablemente notables que han hecho que la toma de pueblos enteros, las “pescas milagrosas” y el ataque a bases militares que dejaba como saldo decenas de militares asesinados y secuestrados prácticamente sean cosa del pasado. De igual manera, en justicia hay que reconocer la disminución del índice de secuestros, el aumento de la confianza inversionista, el control de la inflación, el apoyo a los emprendedores con programas como el fondo emprender del Sena; y el crecimiento económico, aunque dicho sea de paso ha beneficiado realmente solo a unos pocos y por tanto a concentrado aun más la riqueza, afectándose la redistribución de la misma.

El "único" lunar entonces para el progreso y desarrollo del país es la presencia de grupos terroristas como las FARC (por lo menos eso es lo que intentan hacernos creer) de modo que su eliminación es perentoria; ahora, ¿en verdad está cerca su final? Mucho me temo que no, si por algo se ha caracterizado esta guerrilla es por su capacidad de adaptación al entorno ideológico, político y militar, no han vano han sobrevivido tanto tiempo; y si no fueron capaces de derrotarlos cuando eran unos "pobres harapientos" por allá en la década de los sesenta, mucho menos ahora que, replegados y todo siguen teniendo un poderío económico y militar que no se va a derrotar de la noche a la mañana.

Me atrevo a afirmar más bien que muy hábilmente esa es la impresión que quieren vender desde Palacio para generar la sensación de que el fin está cerca y que por tanto se hace necesario rodear al presidente en su batalla contra estos "bandidos", a los que no se les puede dar respiro, por eso es imposible –desde su óptica- un despeje, porque significaría darle ventaja a los terroristas. El peligro de esta postura es que fácilmente con este argumento se pueden crear las condiciones necesarias para una nueva reelección, metiéndole miedo a la población al asustarla con el fantasma de las FARC y sus aliados internacionales (véase Chávez), de manera que con esa excusa tendríamos que aguantar otros cuatro años más de lo mismo.

Entonces, ¿Por qué habría de creerse en el supuesto fin de las FARC? Al respecto, debe recordarse que ya Uribe incumplió una vez, pues su principal promesa de campaña para la presidencia en el 2002 era que derrotaría a la guerrilla en 18 meses y ya han pasado 66 y el conflicto antes está aun más degradado.

Lo triste de todo esto es la cantidad de victimas que ha dejado esta confrontación y parece que de nada han servido 40 años de historia para aprender la lección; y hoy, una nueva generación asiste a una obra repetida hasta el cansancio, en la que sus actores persisten porfiadamente en seguir un libreto que en ultimas conduce a ninguna parte.

De manera que, ¿Estamos realmente ante el fin de las FARC?

Juzguen ustedes.

lunes, 21 de enero de 2008

LOS FAVORES DE CHAVEZ



“Sin querer queriendo” como diría el Chavo, la presencia e intervención del presidente Hugo Chávez en algunos asuntos colombianos, va a terminar beneficiando a quienes simpatizan con él y de paso a los que les incomoda visceralmente su figura. Entre los primeros, los secuestrados y sus familias; los segundos –paradójicamente- la derecha colombiana.

Y es que el pulso político entre el gobierno del presidente Uribe y las FARC está tan enredado que la posibilidad de ver libres a los secuestrados, prácticamente está en la esperanza de lo que pueda hacer el mandatario venezolano; porque ni Uribe despejará Florida y Pradera y la guerrilla no va a caer en la cortina de humo de la zona de encuentro.

Es por ello que los familiares de los secuestrados creen más en la gestión de Chávez, quien -gústenos o no- ha logrado más que Uribe en dicho tema en sus casi seis años de gobierno y por eso le piden su mediación, sin importar la renuencia del gobierno que no ve con buenos ojos esta intervención, para algunos afortunada y para otros descarada.

Y es precisamente la derecha colombiana -y todos sus áulicos- la que considera que la intromisión de Chávez es una falta de respeto a la soberanía nacional, y elevan sus voces de protesta tratando de despertar entre los colombianos el orgullo patrio para enfrentar tamaña ofensa del payaso residente en Miraflores.

Y ese es el favor que le hace Chávez a la derecha colombiana. Porque ésta no dudará en explotar esa circunstancia para su beneficio electoral, -con miras a las elecciones de 2010- en detrimento de la consolidación de una izquierda democrática que se ve afectada por los continuos y estratégicos señalamientos hacia algunos de sus militantes de tener vínculos con la insurgencia; ahora, habrá que sumarle la acusación de ser lacayos del presidente venezolano; nada mas que títeres al servicio de un dictador con ínfulas expansionistas y demás epítetos que estarán a la orden del día para desacreditar a los opositores.

De modo pues que la presencia del fantasma de Chávez en la política colombiana va para largo, porque todos los artistas de este circo llamado Colombia se benefician con sus actuaciones, para bien o para mal, el destino de esta patria depende de cómo se planteen y se manejen las relaciones con el vecino de al lado.

lunes, 26 de noviembre de 2007

TAN CERCA Y TAN LEJOS


Pasó lo que se veía venir, se rompieron las tibias relaciones entre Colombia y Venezuela, representadas éstas –lamentablemente- por dos mandatarios que se alejan abismalmente en lo ideológico, pero que son a su vez tan cercanos en su estilo de gobierno. Uribe, el paladín de la derecha colombiana; Chávez, el autodenominado estandarte de la izquierda latinoamericana; ambos, populistas, mediáticos, demagogos, vociferantes, viscerales; el uno, con sus largos consejos comunales, y el otro, con su eterno "aló Presidente" dividen la opinión y logran que seguidores y opositores se transen en acaloradas discusiones que polarizan a su respectivo país entre uribistas y antiuribistas y chavistas y antichavistas.

Es una lástima que se haya roto el frágil lazo que unía esta diplomática relación, pues al fin de cuentas son muchos los perjudicados debido al actuar caprichoso de estos personajes que ahora están en una peligrosa disputa personal que dejará al descubierto lo que realmente piensa el uno del otro, "mentiroso" le dice Chávez a Uribe, "legitimador del terrorismo" le riposta el segundo, y parece ser que éste es solo el comienzo de la que podría convertirse en la peor crisis binacional de la historia reciente.

Crisis que además de tensionar las relaciones bilaterales, da al traste con el anhelado acuerdo humanitario, en el cual venía mediando el presidente Chávez a petición del mismo presidente Uribe; quien de una manera abrupta e irresponsable interrumpió toda colaboración, por considerar que su homologo venezolano se estaba pasando de la raya en su mediación. Ahora bien, habría que preguntarse: ¿sorprendente esta apresurada decisión por parte de Uribe? De ninguna manera; estaba incluso demorándose, es más, es difícil entender que lo llevó a aceptar esa gestión humanitaria, que sin lugar a dudas, tenía otras intenciones, menos la de lograr la liberación de los secuestrados.

Y son estos, -nuestros secuestrados- y sus familias los que realmente se afectan con este problema; no empresarios y comerciantes que ahora andan preocupados por los efectos de la crisis sobre sus negocios y seguramente será ésta la única razón por la que Uribe trate de enmendar su error. Porque así son algunos en éste país, tan indolentes, que les preocupa más las consecuencias económicas que la suerte de unos compatriotas que se están pudriendo en la selva, en la cual se quedarán hasta que Uribe deje la presidencia en el 2010 ó si estamos bien de malas, en el 2014.

Chávez era la ficha para esa gestión. Es una verdad de Perogrullo señalar que él genera simpatía en las FARC y por tanto credibilidad en su figura, así mismo, la guerrilla debe ser consciente de lo que significa la presencia de Chávez en el contexto latinoamericano y por tanto, bien podrían contribuir con su posicionamiento como estadista continental, liberando a los secuestrados y dándole todos los créditos a su mediación y no a la voluntad del gobierno colombiano.

Está tan mal la cosa que ya Chávez se atrevió a decir que Colombia merece otro presidente y Uribe no se quedo atrás y señalo que él era una “incendiario” y que no iba a permitir que Chávez continuara con su proyecto expansionista en Colombia. Es una pelea de gallos como para alquilar balcón, que unirá a antiuribistas con chavistas por un lado; y a uribistas con antichavistas por otro, en un enfrentamiento sin sentido del que solo salen perjudicados ambos pueblos en general, quienes tenemos la desgracia de tener mandatarios que no aceptan la oposición, que la atacan, que la consideran apátrida y por consiguiente, estar convencidos de ser la única salida para salvar los destinos de la patria. Ambos también se creen el mesías. Chávez delira creyéndose la viva reencarnación de Bolívar, y Uribe, toda una “Inteligencia superior” que antes nos está haciendo un favor.

Pobre Venezuela, pobre Colombia, tan cerca y tan lejos, como los dos personajes que hoy protagonizan esta historia.

martes, 18 de septiembre de 2007

LA ETERNA PATRIA BOBA



Desde que Colombia existe como Republica ha tenido que ver como sus hijos se matan inmisericordemente, envueltos en una lucha fratricida que parece no tener fin, cada generación tiene la esperanza de un mañana mejor, pero por lo menos hasta hoy dicho anhelo no a sido mas que una vana ilusión. Son innumerables los libros que se han escrito sobre este eterno conflicto, muchos de ellos quizás con pretensiones académicas mas no ajenos a la influencia ideológica y política, particularmente en los últimos 20 años han surgido en el país unos expertos que no tienen par a nivel mundial, me refiero a los tan renombrados "VIOLENTOLOGOS" cuya tesis principal "era que en el país no había un conflicto armado, sino múltiples violencias" lo cual obligaba a que se debían enfrentar las causas que las producían, a saber, la injusticia social, la democracia restringida, la falta de oportunidades para los mas desfavorecidos, etc. Elementos que aparentemente justificarían la existencia de la subversión armada y que de ser superados pues deslegitimaría a estos grupos.

Ahora bien, la pregunta es ¿Existe o no existe conflicto armado?, para el gobierno actual y sus ideólogos de palacio no es posible hablar de conflicto, se habla mas bien de una amenaza terrorista, sostiene que si alguna vez hubo motivo, hoy en día éste es anacrónico y la existencia de guerrillas a la antigua usanza no tiene razón de ser. Pero lo cierto es que desde mi punto de vista si existe un conflicto armado que enfrenta a dos fuerzas, a saber, el Estado, o mas bien quienes lo han administrado por lo menos durante los últimos 50 años y la guerrilla. (Llámesele como se le llame, de hecho, su calificativo ha variado con el paso del tiempo y de las circunstancias geopolíticas, han sido denominados como "La Chusma", "Bandoleros", "Comunistas" "Narcoguerrilleros" y últimamente, "Terroristas o Narcoterroristas".) Y dicha confrontación ha dejado miles de muertos, de huérfanos, de viudas, de victimas y se sigue insistiendo en que la única solución es la vía armada, ambos contendores lo consideran así y ambos son ilusos en pretender derrotar a su contraparte, la guerrilla con su utopía de tomarse el poder y el gobierno creyendo que los puede derrotar o por lo menos debilitar y obligarlos a negociar, cosa que no se logro cuando apenas eran unos cuantos harapientos campesinos mal armados por allá en los días de las "Republicas Independientes", ni ante la demagógica propuesta de Uribe de acabarlos en 18 meses.

Ahí están, vivitos y coleando, haciendo daño, secuestrando, asesinando, obstaculizando la consolidación de un partido serio y comprometido con la democracia como el Polo Democrático, con ideologías importadas, todavía no entiendo como estos (hp) traen a colación teorías marxistas y leninistas, totalmente revaluadas y arcaicas, ahora se dicen bolivarianos y muchos ni tendrán idea de que signifique ello. La cuestión es que no se necesita ser guerrillero para darse cuenta que este país es manejado por oligarcas, que el poder político, económico y del conocimiento lo detentan unos pocos, que el pobre cada vez es mas pobre, y por ende la brecha es cada vez mas amplia, que se violan los derechos humanos, que el establecimiento asesina o desaparece a todo a aquel que se atreve a cuestionarlo, sin importar de donde provenga. El hecho es que estoy convencido que no se requiere tomar las armas, es preferible morir empuñando el arma de la razón, de los argumentos, que podrirse en la selva luchando por una causa perdida y soñando con una paz que cada vez se pierde mas en el horizonte.

Y es precisamente ese concepto llamado PAZ el que es entendido a su manera por cada una de las partes, por un lado, quienes han administrado el Estado siempre han considerado que la paz es que la guerrilla entregue las armas, se desmovilice y entre en un proceso de reinserción, por lo menos así se a hecho desde los tiempos de Rojas Pinilla, hasta las ultimas del M19, el problema es que una vez entregadas las armas, desmovilizados y en proceso de reinserción empiezan a ser asesinados, (v. gr Guadalupe Salcedo, Dumar Aljure, Toledo Plata, Oscar William Calvo, Carlos Pizarro, etc.) el gobierno no les cumple las promesas y los deja colgados de la brocha después de darles limosnas durante un tiempo y la reinserción en la gran mayoría de las casos fracasa, obligándolos a volverse a enrolar, incluso sin importar el grupo armado.

Es por eso que la guerrilla no cree en esa concepción de paz, para ellos, ésta se lograra el día en que se produzcan esos cambios sociales, políticos y económicos por los que supuestamente luchan y con o sin razón sostienen su desconfianza hacia el establecimiento, argumentados en hechos en parte ciertos, como el exterminio de la Unión Patriótica por ejemplo. De manera que así las cosas, lejos estamos de ver un acuerdo entre las partes, es decir, estamos en un nudo gordiano, en una sin salida que muchos ilusoria e ingenuamente consideran que no hay tal pues para ellos el fin del conflicto esta a la vuelta de la esquina (véase al chistoso de Fernando Londoño y al académico Eduardo Pizarro León Gómez)

Conflicto si hay, y este se da en tres frentes: el militar, el político y el mediático; en estos dos últimos, es claro que la guerrilla ha perdido un inmenso espacio, prácticamente perdió su legitimidad, ese cuento de que su lucha es por el pueblo ya nadie si los cree, son considerados terroristas por las grandes potencias, después de que con el gobierno Pastrana se pasearon de corbata por Europa, no tienen ninguna representatividad política e incluso afecta al Polo con sus declaraciones que dan cuenta que tampoco asimilaron lo sucedido con la UP, pues dan a los violentos una excusa para exterminar al Polo. En cuanto al frente mediático, su derrota ha sido contundente, salvo el periódico Voz y algunos medios marginales, los grandes han sabido movilizar la opinión para crear un fuerte rechazo hacia este grupo, cuyo abanderado es el mismo Uribe y ahí radica su popularidad porque éste ha sabido capitalizar ese descontento y con un incremento del pie de fuerza y del presupuesto para el fortalecimiento de las fuerzas armadas ha logrado detener el avance de la guerrilla, el problema es que dicha contención parece haber llegado a un punto muerto y en ese frente militar ambas fuerzas están en tablas, porque ni la guerrilla se tomara el poder ni Uribe acabara con ellos. (Así muchos ingenuos se lo crean)

Mientras tanto, la tragedia sigue, los desplazados se cuentan por millones, tanto que somos el segundo país del mundo en esa vergonzosa estadística, los muertos producidos por el conflicto, siguen en aumento, la miseria esta a la orden del día, las nuevas generaciones pierden la oportunidad de acceder la educación porque el presupuesto estatal cada vez es mas reducido, los únicos beneficiados con este maldito problema son los señores de la guerra, los que viven de esta tragedia y que en nada están interesados en buscar una salida, las partes en confrontación se alimentan mutuamente, se justifican por la existencia del otro y lo peor es que los colombianos asistimos a esta macabra comedia humana, pasivos, indiferentes, penosamente acostumbrados a vivir en medio de la violencia. Porque en este país un muerto más, ya no nos duele, si acaso lo lloramos unos días y ya después todo vuelve a la "normalidad" a la adormeciente REALIDAD.

Como ven, vivimos en LA ETERNA PATRIA BOBA