“El hombre es el único ser que al nacer no sabe nada, que no puede aprender sin ser enseñado. No puede hablar, ni caminar, ni comer; en pocas palabras, no puede hacer nada únicamente con el apoyo de la naturaleza, más que llorar.”
Plinio, 70 dc
El oficio de ser padres es el único que dura toda la vida y para el que nadie esta preparado de antemano. Es una tarea de suma responsabilidad que va más allá de las cuestiones meramente cotidianas de la crianza. No existen recetas mágicas, ni basta con la lectura de unos cuantos libros o revistas sobre el tema. Ser padres significa asumir la formación de una creatura que algún día podrá convertirse en un verdadero SER HUMANO.
Los hijos no son una propiedad, simplemente son prestados, son puestos en nuestro camino para ser formados y convertidos en seres humanos. La pregunta entonces es ¿Sabemos como hacerlo? Desafortunadamente, en ninguna parte nos enseñan, la gran mayoría repetimos la forma como fuimos criados por nuestros padres, con sus defectos y sus virtudes.
Otras instituciones, como la iglesia, la escuela y el Estado no se preocupan verdaderamente por enseñarles a las personas a desempeñarse óptimamente en este rol. En el caso de la iglesia, dictan unos cursillos pre-matrimoniales que más parecen un sermón que una útil enseñanza. En la escuela no se han tomado en serio la tarea, salvo contadas excepciones, son muy pocos los centros educativos que colaboran articuladamente con los padres de familia en la humanización de esos individuos aspirantes a SERES HUMANOS. Y el Estado? Ni se diga. No se conoce ninguna política pública destinada a promover esta enseñanza.
De modo pues que en este siglo XXI deben surgir centros especializados en asumir esta tarea. No se puede seguir esperando la acción de instituciones estáticas que ni saben y al parecer no están interesadas en comprender la magnitud de esta responsabilidad. Así las cosas, los padres de familia han de tener una actitud proactiva y ponerse la camiseta en la formación de sus hijos y el primer paso es educarse (o reeducarse, quizás?) al respecto.
Sin lugar a dudas, la principal tarea de los padres es humanizar a sus hijos, bloquear ese instinto natural que nos hermana con nuestros cercanos primates y que nos hace preferir satisfacer en exceso nuestras necesidades biológicas (comer, beber, dormir, sexo) por encima de las necesidades humanas (la autorrealización, la trascendencia) Para el primer tipo de necesidad solo basta con existir, la segunda en cambio, requiere dedicación, voluntad y esfuerzo. Cualidades que no hacen parte de nuestra dotación al nacer y que junto con otras vienen a constituir lo que desde la Pedagogía Conceptual se denominan como las ENSEÑANZAS HUMANAS y de paso, se convierten en las principales tareas de los padres.
Según Miguel de Zubiria Samper, dichas enseñanzas humanas son de orden tecnológico, afectivo e intelectual. A la fecha, se ha experimentado con diferentes métodos para proporcionar estas enseñanzas, lo mismo que se han identificado diferentes estilos de padres, los cuales a su vez, producen cierto tipo de hijos.
Pues bien, en esta línea de reflexión dedicada a promover la importancia de aprender a ser padres, se dará cuenta de cuáles son esas enseñanzas humanas. Revisaremos los diferentes estilos de crianza ejercidos por los padres, y las consecuencias psicológicas que trae para los hijos cada uno de estos estilos. Teniendo siempre presente que la principal tarea de los padres es formar SERES HUMANOS. Si aprehendemos a hacerlo, el aporte para la HUMANIDAD será incalculable y las próximas generaciones nos lo agradecerán.
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