Desde que empecé a tomar conciencia del sistema bajo el cual vivo, mi desconfianza y desprecio hacia el sistema educativo “tradicional” ha ido tomando fuerza. Lo considero anacrónico, concebido para producir obreros en masa, gentes que no son formados para pensar, sino, para obedecer. Cambiar el sistema educativo tomará su tiempo, mientras tanto, se puede ir sembrando conciencia y aunando esfuerzos en esa dirección. En esta oportunidad, comparto con ustedes un fragmento de un libro que estoy leyendo, “La Ética del Hacker y el Espíritu de la Era de la Información”, escrito por Pekka Himanen.
sábado, 5 de diciembre de 2009
LA ACADEMIA RED
jueves, 19 de noviembre de 2009
LA LEY DE LINUS
La Ley de Linus[1] establece que todas nuestras motivaciones se pueden agrupar en tres categorías básicas. Y lo que es aún más importante, el progreso consiste en ir pasando de una categoría a la siguiente como fases de un proceso de evolución. Las categorías son, por este orden, 1) Supervivencia, 2) Vida Social y 3) Entretenimiento.
No es que alguien llegue a desear morir por la propia Nintendo, pero pensemos por ejemplo, en la expresión “morir de aburrimiento”: alguien, sin duda, preferiría morir que aburrirse por toda la eternidad, razón por la cual hay gente que se dedica a tirarse de aviones sin tener motivo aparente para hacerlo, sólo por el estremecimiento que les produce saltar al vacío y poner coto de este modo al aburrimiento.
[1] Linus Torvald. Nacido en 1969, es uno de los más respetados hackers de la comunidad informática, pues fue el creador en 1991 del sistema operativo Linux, cuando estudiaba en la universidad de Helsinki. Este sistema, utilizado por millones de usuarios en todo el mundo, constituye la más severa amenaza a la hegemonía de Microsoft. También colabora con Transmeta, empresa competidora de Intel. En la actualidad vive en Santa Clara (California) con su mujer y sus tres hijas.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
¿CUÀL ES EL PROPOSITO DE ESTE BLOG?
“En el centro de nuestra era tecnológica se hallan unas personas que se autodenominan hackers. Se definen a sí mismos como personas que se dedican a programar de manera apasionada y creen que es un deber para ellos compartir la información y elaborar software gratuito. No hay que confundirlos con los crackers, los usuarios destructivos cuyo objetivo es el de crear virus e introducirse en otros sistemas: un hacker es un experto o un entusiasta de cualquier tipo que puede dedicarse o no a la informática. En este sentido, la ética hacker es una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra clásica La ética protestante y el espíritu del capitalismo, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el hacker se funda en el valor de la creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza.”