El periodismo –en palabras de Carlos Marín, reconocido periodista mexicano- “tiene como fin dar a conocer y enjuiciar los hechos de interés colectivo”. Para ello, se vale de géneros periodísticos que en el caso de la prensa escrita son: la noticia, la entrevista, la crónica, el reportaje, la columna, la editorial y el artículo.
De todos los géneros, -según los manuales de periodismo- la noticia es la más objetiva o la menos subjetiva puesto que sólo se dedica a dar cuenta de los hechos, sin interpretar, ni juzgar. Ahora bien, ¿Qué tan cierto será esta afirmación? ¿Tienen todas las noticias un tratamiento objetivo? ¿Nunca se tergiversan? ¿No depende más bien esto de la orientación ideológica del medio? En el caso colombiano, bastaría con revisar dos periódicos diametralmente opuestos para entender la forma como se abordan las noticias: El Tiempo y Voz; el primero, órgano sostenedor del Establecimiento por excelencia, y el segundo, marginal medio opositor cuya sola existencia y supervivencia a lo largo de 50 años, ha resultado un verdadero milagro en un país donde ha sido tan frecuente la criminalizacion de la opinión disidente.
Y si en apariencia la noticia es la mas “objetiva” de los géneros periodísticos, por otro lado, el articulo y la columna son los más subjetivos y generadores de opinión por antonomasia, además, juegan un papel significativo en el juego de la política, dado que los articulistas y columnistas se convierten en los interpretes del accionar de los gobiernos.
Dichos intérpretes, deberían jugar un rol fiscalizador y no servicial a la hora de juzgar los actos gubernamentales. De hecho, un buen articulista no es complaciente ni cómplice del poder, por el contrario, debe ser independiente y critico. No obstante, en algunos medios colombianos hay personajes que se hacen llamar columnistas, cuando a decir a verdad, son simples cepilladores profesionales y amanuenses del poder.
De modo que valdría la pena preguntarse ¿Está el columnista serio para hacerle loas y alabanzas al régimen? El ideal seria poder responder negativamente a este interrogante, sin embargo, para nadie es un secreto que en los periódicos y revistas de mayor circulación hay voceros “oficiales” del gobierno de turno, es más, hasta escriben por encargo, en conclusión, hacen parte del andamiaje político, son una ficha más.
En contraste con estos “útiles” empleados se encuentran los columnistas que no son precisamente los mas populares, ni los mas admirados, por el contrario, llegan a ser los mas vituperados cuando van en contravia de la opinión oficial y mayoritaria, e inclusive, bastantes lo han pagado con su vida y no pocos han tenido que padecer las inclemencias del exilio para escapar de la ira de los intolerantes que no soportan que les digan la verdad.
No son muchos este tipo de columnistas, pero por fortuna en Colombia ha habido y hay valientes periodistas que le han hecho frente con dignidad a las amenazas, entre otros: García Márquez –en los tiempos de Turbay Ayala-, Fernando Garavito, Antonio Caballero, Daniel Samper, Felipe Zuleta, Daniel Coronel, Alfredo Molano, Carlos Lozano, Héctor Abad, Juan Manuel López Caballero, Gonzalo Guillen, Maria Jimena Duzan, Claudia Lopez, Ivan Cepeda y algunos no tan celebres, quienes han puesto a pensar al país y le han mostrado otra cara un poco más real y menos ingenua que la vendida por “Colombia es pasión”.
Unos y otros, en últimas, son los generadores de opinión.
De todos los géneros, -según los manuales de periodismo- la noticia es la más objetiva o la menos subjetiva puesto que sólo se dedica a dar cuenta de los hechos, sin interpretar, ni juzgar. Ahora bien, ¿Qué tan cierto será esta afirmación? ¿Tienen todas las noticias un tratamiento objetivo? ¿Nunca se tergiversan? ¿No depende más bien esto de la orientación ideológica del medio? En el caso colombiano, bastaría con revisar dos periódicos diametralmente opuestos para entender la forma como se abordan las noticias: El Tiempo y Voz; el primero, órgano sostenedor del Establecimiento por excelencia, y el segundo, marginal medio opositor cuya sola existencia y supervivencia a lo largo de 50 años, ha resultado un verdadero milagro en un país donde ha sido tan frecuente la criminalizacion de la opinión disidente.
Y si en apariencia la noticia es la mas “objetiva” de los géneros periodísticos, por otro lado, el articulo y la columna son los más subjetivos y generadores de opinión por antonomasia, además, juegan un papel significativo en el juego de la política, dado que los articulistas y columnistas se convierten en los interpretes del accionar de los gobiernos.
Dichos intérpretes, deberían jugar un rol fiscalizador y no servicial a la hora de juzgar los actos gubernamentales. De hecho, un buen articulista no es complaciente ni cómplice del poder, por el contrario, debe ser independiente y critico. No obstante, en algunos medios colombianos hay personajes que se hacen llamar columnistas, cuando a decir a verdad, son simples cepilladores profesionales y amanuenses del poder.
De modo que valdría la pena preguntarse ¿Está el columnista serio para hacerle loas y alabanzas al régimen? El ideal seria poder responder negativamente a este interrogante, sin embargo, para nadie es un secreto que en los periódicos y revistas de mayor circulación hay voceros “oficiales” del gobierno de turno, es más, hasta escriben por encargo, en conclusión, hacen parte del andamiaje político, son una ficha más.
En contraste con estos “útiles” empleados se encuentran los columnistas que no son precisamente los mas populares, ni los mas admirados, por el contrario, llegan a ser los mas vituperados cuando van en contravia de la opinión oficial y mayoritaria, e inclusive, bastantes lo han pagado con su vida y no pocos han tenido que padecer las inclemencias del exilio para escapar de la ira de los intolerantes que no soportan que les digan la verdad.
No son muchos este tipo de columnistas, pero por fortuna en Colombia ha habido y hay valientes periodistas que le han hecho frente con dignidad a las amenazas, entre otros: García Márquez –en los tiempos de Turbay Ayala-, Fernando Garavito, Antonio Caballero, Daniel Samper, Felipe Zuleta, Daniel Coronel, Alfredo Molano, Carlos Lozano, Héctor Abad, Juan Manuel López Caballero, Gonzalo Guillen, Maria Jimena Duzan, Claudia Lopez, Ivan Cepeda y algunos no tan celebres, quienes han puesto a pensar al país y le han mostrado otra cara un poco más real y menos ingenua que la vendida por “Colombia es pasión”.
Unos y otros, en últimas, son los generadores de opinión.
3 comentarios:
¿y tu por supuesto quieres ser uno de ellos? o nó?
Luego te apmplio el comentario... chao
Maryory
Muy buen post!
Me pareció muy interesante tu blog y principalmente este post!!
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